martes, 23 de octubre de 2012

EL COLECCIONISTA

                                                 (Reseña publicada en Anika entre Libros)



EL COLECCIONISTA
(Collecting Cooper, 2011)
Paul Cleave

Editorial Grijalbo
Colección Novela negra y de suspense
© Paul Cleave, 2011
© Random House Mondadori, S.A., 2012
Traducción de Albert Vitó i Godina
1ª Edición, Mayo 2012
Género y tags: Novela Negra/Thriller, Asesinos en serie, Detectives, Instituciones mentales. Nueva Zelanda. Literatura neozelandesa.
ISBN: 9788425347658
432 Páginas



Argumento

Cooper Riley es un profesor de psicología experto en criminología que desaparece de repente. Se da la circunstancia de que al mismo tiempo que Cooper, una de sus alumnas,  Emma Green, también ha desaparecido y todo apunta a que ha sido secuestrada.

Theodore Tate, un policía que acaba de salir de prisión, es contratado por su abogado, Donovan Green, para que encuentre a su hija, precisamente la desaparecida Emma, a la que Tate atropelló conduciendo en estado de embriaguez. Tate aceptará el caso para saldar así la deuda que cree tener pendiente con la familia de Emma. 

Por otro lado tenemos a Adrian Loader, un enfermo mental que tiene por afición coleccionar objetos de asesinos en serie. Pero le falta una pieza, la más importante de su colección…

La investigación de Tate nos llevará hasta Grover Hills, una institución mental que cerró sus puertas hace unos años y que esconde muchas incógnitas.

Comentarios

Pensaba que la obsesión por los asesinos en serie era patrimonio casi exclusivo de los norteamericanos, quienes continuamente nos bombardean con películas, series de televisión y libros basados en psicópatas y perturbados. Después de leer El coleccionista del neozelandés Paul Cleave, me queda claro que el fenómeno no entiende de fronteras. El escritor también sucumbe a esa fiebre que, en su caso, traslada a su ciudad natal, Christchurch, donde en medio de un calor asfixiante, asistimos a un desfile apabullante de asesinos en serie, y puedo asegurar que pocas veces he visto en un mismo libro tanto loco suelto.

El coleccionista es un libro claramente deudor de la literatura norteamericana. Al hecho de estar influenciado por el socorrido recurso de echar mano del típico asesino en serie, se suma el estar plagado de los clichés más vistos del género, no solo en cuanto a los psicópatas, también en lo tocante a los policías encargados de resolver el caso. Theodore Tate, el investigador protagonista que tiene que averiguar el paradero de Emma, tampoco consigue escapar a ese cliché: expolicía metido ahora a detective, exalcohólico, carga con el peso de la muerte de su hija pequeña, está separado de su mujer que actualmente está internada no se sabe muy bien dónde…

Este prototipo tantas veces visto funciona porque dota al investigador de un halo que lo hace más interesante, y es que las sombras siempre nos tientan más que la luz, y los pasados oscuros tienen mucho atractivo aunque la originalidad brille por su ausencia.

La trama al principio resulta bastante compleja y se hace difícil de entender. Pese a que no todos los perturbados de la historia tienen el mismo protagonismo, las continuas referencias en el libro a otros psicópatas y dementes (al parecer protagonistas de libros anteriores) como Melissa X, El trinchador, unos hermanos gemelos, el padre de los gemelos, el tío de los gemelos… hacen que el lector se encuentre un poco perdido y por ratos crea que la trama es demasiado rebuscada. Por otra parte la curiosidad del lector por saber y comprender lo que está pasando, también consigue que se devoren las páginas del libro y que éste se convierta en una especie de page-turner.

Hay que reconocer que el autor se ha esforzado y al menos en lo que al principal demente de todos se refiere, Adrian, se ha esmerado ofreciéndonos una caracterización muy profunda del personaje. Con él Paul Cleave sí ha conseguido escapar al influjo norteamericano y nos presenta a un personaje más creíble y coherente –nada que ver con el típico asesino en serie provisto de una inteligencia superior que juega con la policía trayéndola en jaque-, con un pasado muy interesante que nos lleva a conocer una jugosa subtrama donde en los extintos centros psiquiátricos todo parecía tener cabida. 

A diferencia de otros thrillers donde a medida que avanza la investigación lo que vamos conociendo es a la víctima, en El coleccionista el autor bucea en la mente de los psicópatas, especialmente lo hace con el personaje de Adrian,  y los capítulos se van alternando entre los avances de la investigación, narrados por el propio Tate, y las acciones de Adrian.

Con el experto en criminología y ahora desaparecido Cooper Riley no ocurre lo mismo, es más difuso que Adrian y al no estar tan detallado se le entiende menos; sin embargo es una clave principal en el libro porque quizá precisamente por esa falta de desarrollo literario, es el que más sorpresas regala al lector dejándolo más de una vez con la boca abierta, y eso en un thriller se agradece y mucho, porque al fin y al cabo es de lo que se trata.

Hay algunas escenas que resultan inverosímiles, me refiero por ejemplo a una en la que Tate escapa de un incendio. La facilidad con la que dobla un colchón y lo saca por la ventana es poco creíble. Es la típica escena que puede funcionar en la gran pantalla gracias al efecto visual que facilita el entendimiento de muchas cosas, pero en la literatura se requiere algo más de desarrollo. Luego hay partes donde los  descubrimientos de las pistas o la facilidad con la que Adrian sale airoso de sus acciones perturbadas, se deben más a la casualidad que a la causalidad. Se compensan porque hay otras conseguidísimas y cargadas de tensión, como una en la que Emma Green le cura unas heridas a Adrian, y que funciona a las mil maravillas porque el lector sabe que algo va a pasar pero no sabe qué y cuando pasa todavía es más sorprendente de lo que se esperaba.

La principal objeción que le pongo al libro, es que además de algún que otro error en la traducción al castellano, el texto está salpicado de laísmos y sobre todo de loísmos, circunstancia que pese a ser usual en algunas zonas geográficas no deja de ser incorrecta desde el punto de vista gramatical, y sería de agradecer que esos errores fueran subsanados en ediciones posteriores.

(c) Philip Hughes
Dicho esto, en conjunto El coleccionista es un buen thriller, cumple a la perfección el cometido para el que ha sido escrito, mantiene el interés hasta la última página, y deja con ganas de seguir leyendo a Paul Cleave. 

viernes, 19 de octubre de 2012

UN AÑITO. PERO ¡QUÉ JOVEN SOY!

© Sarah Kay
Soy un desastre. Ayer, organizando un poco el blog, me di cuenta de que mi primera entrada acaba de cumplir un añito, o sea que... a ver, un momento que hago las cuentas... Pero... ¡¿Llevo ya doce meses desde que ingresé en el mundo de la Blogosfera? !

Y por poco no me doy ni cuenta...

Y el balance no puede haber sido más positivo...

Y...

Empecé con el blog colgando las reseñas que tenía publicadas en Ciao y con la única pretensión de encontrar amigos -aunque fueran virtuales- con los que poder compartir mis impresiones sobre los libros. Ninguna más.

Y lo he conseguido.

Me importan mucho los seguidores, pero no su número, sino las personas que hay detrás y que pasan por aquí a comentar siempre que pueden o les apetece. Me gusta igualmente pasar por vuestros blogs a chafardear un ratito siempre que puedo, ver cómo escribís, qué leéis, qué libros os han llegado, qué recomendáis. Ese interactuar es lo que más me gusta de haber abierto el blog, lo que más satisfacciones me produce, porque simple y llanamente, era lo que buscaba.

A la satisfacción de haberos conocido (a otros ya os conocía antes por Ciao) se une que durante este caminito comencé a colaborar, como ya sabéis, con Anika entre Libros, una Web que lleva más de quince años dedicándose de forma totalmente altruista a la literatura. Nunca le estaré lo suficientemente agradecida a Anika Lillo por haber confiado en mí, bloguera novata y "reseñadora" sin título, teniendo como tiene colaboradores que son incluso escritores de profesión (cuando me enteré casi me da un soponcio. Pero ¡¿dónde vas tú, so cabra loca?!).

Sé que la mayoría de vosotros cuando está de aniversario realiza un sorteo, y yo no descarto hacerlo, pero por el momento y mientras si sí o si no, quería dedicaros estas palabras de agradecimiento, y lo voy a hacer con una historia que me ha conmovido mucho y que no sé si será verdad o una pura y dura campaña de marketing, pero a mí me hace ilusión pensar que es verdad y que no todo en este mundo se hace solo por la pasta.

Para verla pichad aquí: Hispasonic.com

Espero que disfrutéis con el vídeo que os he puesto y que os emocione tanto como a mí.
Y sobre todo, muchas gracias por estar ahí.

lunes, 15 de octubre de 2012

SECRETOS DE UNA ASESINA

                                                (Reseña publicada en Anika entre Libros)

SECRETOS DE UNA ASESINA
(Two Women, 1999)
Martina Cole

Alianza Editorial
Colección Alianza Literaria (AL)
© Martina Cole, 1999
© Alianza Editorial, S.A., 2012
Traducción de Fernando González Fernández-Corugedo
1ª Edición, mayo de 2012
Género y tags: Novela, Narrativa actual, Malos tratos, Violencia, Asesinato, Hampa, Bajos fondos, Cárcel. Londres. Literatura inglesa.
ISBN: 9788420673776
            568 Páginas

Argumento

La vida de Susan Dalston no ha sido nada fácil. Violada por su padre y rechazada por una madre egoísta y despiadada, cree encontrar la salida a todos sus males en Barry, un atractivo joven con el que formará su propia familia. Pero la historia se repite y Barry convertirá su vida en un nuevo infierno. Susan, hastiada de todo y de todos, acabará a martillazos con la vida del padre de sus hijos. Desde la cárcel donde cumple condena, conoceremos su vida, las miserias que 
la rodearon en una de las zonas más deprimidas de Londres y sus secretos más íntimos.

Comentarios

Con el thriller The Faithless Martina Cole ingresó en una especie de grupo conocido como el club de los 50 millones de libras. Según la revista The Bookseller solo 7 de los 15 escritores que forman parte de ese grupo y en el que figuran entre otros Terry  Pratchett o J.R.R. Tolkien, son escritores de novelas para el público adulto. Las novelas de Martina Cole se venden literalmente como churros y al parecer son las más solicitadas por los presos en las bibliotecas penitenciarias. Sus libros han sido traducidos a numerosas lenguas y algunos han sido adaptados para series de televisión.

Secretos de una asesina es un buen tocho que engancha bastante desde la primera página. Martina Cole sabe conectar con el lector y el libro se lee con mucho interés y agrado. Finalizada su lectura, sin embargo, tengo la sensación de que un poco de concreción le habría sentado de fábula. Creo que Cole habría podido contar lo mismo con ciento cincuenta páginas menos.

El libro comienza con un prólogo que nos presenta a la protagonista Susan Dalston en la cárcel. Por una conversación con su compañera de celda -además de por la contraportada- sabremos que está presa por asestarle a su marido 152 martillazos. A partir de ahí la historia se retrotrae a la década de los sesenta y conoceremos a lo largo de la mayor parte del libro la vida de Susan desde su infancia hasta su ingreso en prisión.

Sin lugar a dudas la parte que más me ha gustado es la que nos cuenta la vida de Susan hasta que entra en la cárcel, y afortunadamente para mí, es la más extensa de la novela. Tan cierto como que a veces se tiene la sensación de estar ante un folletín o una película de esas de domingo por la tarde, no lo es menos que la historia de la protagonista es tan desgraciada como real, porque todos sabemos que hay muchas Susan Dalston en este mundo.

Que Martina Cole se haya criado en el East End de Londres se nota y mucho. El libro recrea con mucho tino y acierto la podredumbre de los bajos fondos, donde la delincuencia, el hampa, la prostitución, los malos tratos, los abusos o la pasividad de la policía son tan protagonistas como los personajes de la novela. El lenguaje de Cole, fundamentalmente en los diálogos, es uno de los más grandes logros del libro. El uso del argot callejero y barriobajero propio de la jerga cockney de los habitantes de una de las zonas más deprimidas de Londres, rezuma verosimilitud y confiere credibilidad a los personajes. La traducción, pese a contar con algún que otro fallo, es muy meritoria al conseguir extrapolar ese argot al castellano de forma tan precisa, reflejando a través de las palabras ese mundo en que se mueven los personajes.

Es imposible no empatizar con la protagonista, al igual que es imposible no odiar a sus padres, a su marido e incluso a su abuela, quienes infligen todo tipo de vejaciones a Susan, hasta su aspecto físico y su gusto por la lectura son objeto de constantes burlas. Es de elogiar la caracterización de los personajes realizada por Martina Cole, que consigue crear en el lector esa conexión que hace que los ames o los odies, que no resulten indiferentes ni vacuos. Otro acierto de Cole, pese a que la historia se presta y mucho, es no caer en el truco de buscar la lágrima fácil, narrando escenas duras sin recreaciones, regodeos ni sentimentalismos de manual, apelando, eso sí, a la conciencia del lector para que se implique, para que sienta la necesidad de que se haga justicia, de que las cosas cambien de una vez por todas para Susan Dalston, porque la historia incomoda y remueve por dentro pero sin lágrimas ni aspavientos.

Dos objeciones le pongo a la novela. La primera ya la he apuntado y es su extensión, con menos páginas se habría recreado igualmente la historia sin perder ni un ápice de su efectividad. Este punto flaco afecta sobre todo a la parte en la que Susan está en la cárcel. Se explaya ahí la autora en personajes secundarios como los abogados y otras compañeras de cárcel que copan demasiadas páginas con hechos tan insustanciales y estereotipados como prescindibles. En este sentido el título de Alianza Editorial me parece mucho más correcto que el original Two Women, bastante desafortunado puesto que hace referencia a la compañera de celda de Susan, cuando lo cierto es que solo aparece en la parte de la prisión y poco aporta, puro relleno en definitiva. 


El otro pero radica en la evolución incoherente e inverosímil de algunos personajes. La redención es sin duda lo que el lector espera y agradece después de tantas páginas de inmundicia, pero el afán de salvación de Martina Cole pretendiendo que nos congratulemos con personajes odiados desde la primera página, además de ambicioso es irreal y le resta calidad a una historia que por lo demás atrapa y es difícil de soltar.