sábado, 14 de marzo de 2020

Un hijo de nuestro tiempo



Un hijo de nuestro tiempo               
Ödön von Horváth
Nórdica Libros

En Un hijo de nuestro tiempo Horváth se convierte en fiel cronista de su época. Es capaz de reproducir los usos del lenguaje fascista tanto a nivel militar como civil y de mostrarnos a través de ellos cómo el individuo de a pie adopta sin más los tonos por los que ya se ha dejado seducir. Si en Juventud sin Dios el maestro tenía una sensación ambivalente respecto a ello, el soldado de Un hijo de nuestro tiempo está entusiasmado con los usos del Estado fascista y habla siguiendo el modelo ideal de lenguaje tipificado por los nacionalsocialistas. Esta novela, escrita en 1937, es un brillante retrato de aquellas personas que durante años obedecieron, admiraron y ejecutaron las consignas del nazismo. 
(Sinopsis editorial)

Ya la propia portada del libro nos da pistas suficientes del ambiente en el que se desarrollará la historia, con esa desoladora imagen en blanco y negro de un soldado muy joven ante lo que parece ser una improvisada tumba en medio de la nada, como tan a menudo ocurre en los conflictos bélicos.

El protagonista es un joven alemán del que no conocemos ni tan siquiera su nombre y del que poco más sabemos: lleva varios años en paro ("Cuando dejé la escuela, me convertí en parado"), su madre está muerta, no soporta a su padre, habla mal de casi todo el mundo y su lenguaje está cargado de odio y desprecio.

A través de apenas 145 páginas (sin contar el epílogo) articuladas en torno a once capítulos cortos titulados según el tema sobre el que vaya a versar el capítulo en cuestión, el protagonista narrador nos cuenta algunos episodios de su vida desde que se alista en el Ejército alemán (estamos en los años 30 pero aún no ha empezado la II Guerra Mundial), pasando por la admiración que sentía por su capitán, o los avatares con una chica por la que se siente atraído.


Ocurre sin embargo que determinados hechos o alusiones pueden resultar confusos y algo extraños para el lector, obstáculo que vienen a paliar las útiles e ilustrativas notas a pie de página de la traductora, Isabel Hernández, que en este caso y a diferencia de lo que pudieran suponer en otro tipo de novelas, se acogen con mucho agrado porque se tornan muy necesarias.

Un rasgo esencial del libro es el tono intimista, a veces casi a modo de monólogo interior, con el que el protagonista nos cuenta tanto sus deseos como sus frustraciones, y a través del cual conoceremos de primera mano su desencanto con lo que le han "vendido" los nacionalsocialistas. Los pensamientos del protagonista están presentes incluso entre los diálogos, que se entrecruzan en las conversaciones de forma habitual. Por otro lado, el relato está lleno de frases en las que abundan los signos de exclamación, lo que a veces confiere a la lectura un tono de suma exaltación, o incluso de enfado, al estilo de los discursos nazis.

En cuanto al resto de personajes, lo cierto es que al estar narrada la novela en primera persona y dada su brevedad, quedan bastante difuminados puesto que únicamente los vemos a través de los ojos y los pensamientos del protagonista.

Para mí, lo más destacado del relato es sin duda la evolución del personaje, quien de ser el mayor defensor y admirador de las ideas totalitarias del nacionalsocialismo acaba llegando al mayor de los desencantos, lo que hará que el lector al final sienta compasión por un personaje que al principio siente como detestable.

Decir, a modo de curiosidad, que Ödön von Horváth (intelectual austríaco de origen húngaro) está considerado a día de hoy como uno de los grandes dramaturgos en lengua alemana del siglo XX, que en su momento recibió amenazas del nacionalsocialismo, que incluso llegaron a quemar sus obras en público y que falleció de forma prematura apenas cinco días antes de la publicación de "Un hijo de nuestro tiempo".


Y si bien, y como es lógico, el verdadero valor del libro es el relato de Horváth, no puedo dejar de mencionar la exquisita edición de Nórdica Libros, y no solo desde el punto de vista estético, sino por el interesantísimo trabajo de Isabel Hernández, traductora del libro, y a la que tenemos que agradecer como lectores no solo esas imprescindibles notas a pie de página, sino el magnífico epílogo con el que se cierra el libro y gracias al cual el lector sabrá valorar como es debido la importancia de la obra de Horváth y el verdadero alcance de este singular, breve e intenso relato.






3 comentarios:

  1. Cuánto se agradece una buena edición, ¿verdad? Aunque me gusta haya evolución en el personaje, el momento en el que se desarrolla esta historia se me hace muy cuesta arriba. Gracias y un abrazo.

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  2. Hola!!! la verdad que en un principio la portada y la sinopsis no me convencían para nada, pero leyendo tu reseña me dio ganas de leer este libro *-* creo que es un libro que en verdad me gustaría.

    PD: Me gusto la temática de tu blog <3 así que me quedo por tu espacio para seguir leyéndote, si gusta visitarme y que en verdad me encantaría :3 mi blog es http://plegariasenlanoche.blogspot.com/ así nos estamos leyendo.

    Te dejo un beso enorme desde Plegarias en la Noche.

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  3. ¡Hola! =)
    Este no parece lo mío, pero agradezco la reseña :P

    Un abrazo ^^

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