Lo primero que llama la atención de este libro es su edición; porque es una auténtica maravilla. Las ilustraciones en color de Yelena Bryksenkova son sencillamente bellísimas, es más, son tan sumamente atractivas que prácticamente se "comen" a los relatos.
Pero la edición tiene aún más detalles. Las guardas de cartulina azul, esas cintas marcadoras de colores… ¡Cuánto hacía que no me las encontraba en un libro! Portada y contraportada con las mismas ilustraciones que la sobrecubierta para que al retirarla no nos encontremos con un libro desnudo y anodino…
Más de uno se preguntará para qué tanta molestia si lo realmente importante es el interior, y sí, estamos todos de acuerdo pero a nadie le amarga un dulce y los que amamos el libro también como objeto recibimos estas ediciones con los brazos abiertos; además, cuando se trata de un clásico como en este caso, no se entiende un homenaje si la edición es mediocre o vulgar, y todo mimo y esmero es poco, de manera que ¡bienvenidas sean estas cuidadas ediciones!
Los relatos se leen en un santiamén y su lectura no presenta dificultad alguna pero es recomendable haber leído previamente "La señora Dalloway" para poder apreciarlos y ubicarlos como es debido.
Si algo me ha desconcertado de esta edición ha sido el prólogo. Está escrito por la modelo Bimba Bosé y, con franqueza, no entiendo esta elección de la editorial. No tengo nada en contra de la modelo (incluso puestos a elegir la prefiero a otras muchas) pero pienso que escoger a una modelo para prologar a Virginia Woolf, por mucho que los relatos giren alrededor de los preparativos de una fiesta, es quedarse en la superficie, en frivolidades como la elección de los guantes perfectos o del vestido apropiado sin bucear en lo que hay debajo, sin entrar en lo que constituyen las verdaderas reflexiones de la escritora. "Pero era despreciable, mezquino y cobarde preocuparse tanto a su edad y con dos hijos, depender todavía tanto de la opinión ajena, no tener principios ni convicciones, no ser capaz de decir como los demás: ¡Está Shakespeare! ¡Está la muerte! No somos más que gusanos en una galleta o lo que fuese que dijeran." (Capítulo 6. El vestido nuevo.)
Obviando ese detalle, esta edición es una joya para sibaritas, coleccionistas, fetichistas del libro, enamorados de las ilustraciones bellas y, cómo no, para los admiradores de la novelista británica que deseen ahondar en las fuentes de su obra literaria. De verdad, una edición de las de quitar el hipo.
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