Hoy 12 de abril de 2020 es Domingo de Resurrección (Domingo de Pascua), pero estamos inmersos en plena pandemia por el coronavirus y eso lo desvirtúa todo.
Empecé el confinamiento con un buen ritmo de lectura, sin embargo pronto entré en el desánimo derivado de la situación y no consigo acabar casi nada de lo que empiezo.
Solo he sido capaz de terminar dos libros desde entonces, La paciente silenciosa y Una noche de invierno. Como creo que ambos son libros dignos de unas palabras, no hablaré de ellos hoy a la espera de poder reseñarlos cuando me vea con ganas para ello.
Respecto al único reto lector al que me he apuntado, "Nos gustan los clásicos" del blog Un lector indiscreto, solo he leído y reseñado un libro, Un hijo de nuestro tiempo, pero es que, como comentaba antes, la situación que estamos viviendo con tantísimas personas fallecidas, todo el día encerrados en casa y el no poder ver a mi padre que vive solo me lleva muchas veces al desánimo y la apatía y eso, como es lógico, afecta a la lectura.
Cambiando de tema, anoche vi en Netflix una película que os recomiendo y a la que confieso que jamás me habría acercado de no ser por mis gemelas de 15 años que tienen mejor ojo que yo y quisieron que la viéramos en familia.
Y digo esto porque cada año que pasa soy menos cinéfila y más crítica y cascarrabias con todo. Si a eso le añades un audio en turco y que tienes que ir leyendo subtítulos...
Pero no están las cosas para ningunear a tus hijas adolescentes cuando de pronto les apetece hacer algo con su madre, hay que agarrarse a esos momentos como a un clavo ardiendo. La película en cuestión es Milagro en la celda 7. Os advierto que me harté de llorar, pero la película mereció mucho la pena y ya quisieran muchos oscarizados actores de Hollywood actuar como el protagonista (los pelos de punta se me ponen). El único que no la vio fue mi hijo mayor (18 añitos), el pobre alucinó cuando de pronto nos vio a los cuatro llorando a moco tendido.
Tenía 15 años cuando el profesor de Geografía e Historia nos habló en clase con mucho entusiasmo de un libro. Se trataba de El nombre de la rosa, de Umberto Eco. Pasé el resto de la clase pensando en las palabras del profesor y ese mismo día, por la tarde, fui a la librería y me compré el libro. Y aunque no estoy segura del todo, creo que ese libro fue mi primer acercamiento a la literatura adulta (fuera de los libros de obligada lectura escolar, claro), así que se puede decir que fue una entrada triunfal, por la puerta grande.
Todo esto viene a cuento porque el pasado jueves estrenaron en la primera cadena la miniserie El nombre de la rosa. Está protagonizada por John Turturro, un actor que siempre me ha gustado. La película del mismo nombre dirigida por Jean-Jacques Annaud e interpretada por Sean Connery y Christian Slater es realmente buena. Es del año 1986 y la he visto varias veces a lo largo de estos años.
No voy a entrar en comparaciones entre la serie y la película (con el libro ni me molesto porque las dos saldrían perdiendo), entre otras cosas porque primero habrá que ver la serie entera para poder hablar con conocimiento de causa.
Por otro lado, que me sepa la trama de memoria no es para mí ningún inconveniente, disfruto tanto viendo la ambientación, la recreación histórica y esa biblioteca laberíntica que todo lo demás se me antoja secundario. Ya estoy deseando que llegue el próximo jueves para seguir viendo la serie.
Cuando terminó el capítulo corrí a la estantería a coger mi libro y comprobé con sumo placer que mi vieja edición de Lumen lleva bastante bien el paso del tiempo (seguramente mejor que yo, al menos al libro no le vi ninguna arruga).
Los lomos están un poquito manchados y la portada algo amarillenta, pero las páginas aún están blanquitas.
No soy de releer libros ni creo que vaya nunca a una isla desierta, pero si tuviera que elegir un libro para ambos menesteres, hoy por hoy sería El nombre de la rosa.
Y con esta mi segunda recomendación, me despido de vosotros no sin antes desearos una feliz Pascua de Resurrección.
Solo he sido capaz de terminar dos libros desde entonces, La paciente silenciosa y Una noche de invierno. Como creo que ambos son libros dignos de unas palabras, no hablaré de ellos hoy a la espera de poder reseñarlos cuando me vea con ganas para ello.
Respecto al único reto lector al que me he apuntado, "Nos gustan los clásicos" del blog Un lector indiscreto, solo he leído y reseñado un libro, Un hijo de nuestro tiempo, pero es que, como comentaba antes, la situación que estamos viviendo con tantísimas personas fallecidas, todo el día encerrados en casa y el no poder ver a mi padre que vive solo me lleva muchas veces al desánimo y la apatía y eso, como es lógico, afecta a la lectura.
Cambiando de tema, anoche vi en Netflix una película que os recomiendo y a la que confieso que jamás me habría acercado de no ser por mis gemelas de 15 años que tienen mejor ojo que yo y quisieron que la viéramos en familia.
Y digo esto porque cada año que pasa soy menos cinéfila y más crítica y cascarrabias con todo. Si a eso le añades un audio en turco y que tienes que ir leyendo subtítulos...
Pero no están las cosas para ningunear a tus hijas adolescentes cuando de pronto les apetece hacer algo con su madre, hay que agarrarse a esos momentos como a un clavo ardiendo. La película en cuestión es Milagro en la celda 7. Os advierto que me harté de llorar, pero la película mereció mucho la pena y ya quisieran muchos oscarizados actores de Hollywood actuar como el protagonista (los pelos de punta se me ponen). El único que no la vio fue mi hijo mayor (18 añitos), el pobre alucinó cuando de pronto nos vio a los cuatro llorando a moco tendido.
Tenía 15 años cuando el profesor de Geografía e Historia nos habló en clase con mucho entusiasmo de un libro. Se trataba de El nombre de la rosa, de Umberto Eco. Pasé el resto de la clase pensando en las palabras del profesor y ese mismo día, por la tarde, fui a la librería y me compré el libro. Y aunque no estoy segura del todo, creo que ese libro fue mi primer acercamiento a la literatura adulta (fuera de los libros de obligada lectura escolar, claro), así que se puede decir que fue una entrada triunfal, por la puerta grande.
Todo esto viene a cuento porque el pasado jueves estrenaron en la primera cadena la miniserie El nombre de la rosa. Está protagonizada por John Turturro, un actor que siempre me ha gustado. La película del mismo nombre dirigida por Jean-Jacques Annaud e interpretada por Sean Connery y Christian Slater es realmente buena. Es del año 1986 y la he visto varias veces a lo largo de estos años.
Por otro lado, que me sepa la trama de memoria no es para mí ningún inconveniente, disfruto tanto viendo la ambientación, la recreación histórica y esa biblioteca laberíntica que todo lo demás se me antoja secundario. Ya estoy deseando que llegue el próximo jueves para seguir viendo la serie.
Cuando terminó el capítulo corrí a la estantería a coger mi libro y comprobé con sumo placer que mi vieja edición de Lumen lleva bastante bien el paso del tiempo (seguramente mejor que yo, al menos al libro no le vi ninguna arruga).
Los lomos están un poquito manchados y la portada algo amarillenta, pero las páginas aún están blanquitas.
No soy de releer libros ni creo que vaya nunca a una isla desierta, pero si tuviera que elegir un libro para ambos menesteres, hoy por hoy sería El nombre de la rosa.
Y con esta mi segunda recomendación, me despido de vosotros no sin antes desearos una feliz Pascua de Resurrección.
Creo que a mí me ha pasado algo similar a lo que cuentas: empecé el confinamiento leyendo mucho, pero me he desfondado. No consigo centrarme en nada y me agobia ya. Habrá que tirar por el camino de Nefflix y aceptar ideas de hijos adolescentes, que a veces aciertan. Y bueno, niña, que me encantaría leer tus reseñas.
ResponderEliminarUn beso.
No te preocupes porque todos estamos igual, con un desánimo que no nos llega ni para leer. Yo intento obligarme pero se me va la mente a otro lado constantemente. En cuanto a la miniserie, yo también la estoy siguiendo. He visto la película un montón de veces pero tenía ganas de ver cómo la han llegado a una serie. Un besito.
ResponderEliminarBuenas tardes:
ResponderEliminarEntro por vez primera en tu espacio y he quedado gratamente sorprendida al encontrarme con otra lectora amante del cine.
Por otro lado, te comento que estoy como tú. El confinamiento ha hecho con los lectores lo que nada antes: nos ha quitado la concentración. Yo leo mucho menos y veo mucho más cine.
Con tu permiso, me quedo en tu casa, para conversar de libros y cine.
Un abrazo