Clavos en el corazón
Danielle Thiéry, 2012
Editorial: La esfera de los Libros, 2014
ISBN: 978490600023
Páginas: 342
Hay casos como este que arruinan la vida. No hay nada que hacer, te acechan, se te quedan dentro, plantados en tu memoria y en tu corazón, como un clavo que un bromista maléfico se divirtiera en toquetear a intervalos regulares. Piensas en él cada día. No tiene nada que ver con las teorías sobre el duelo imposible o con la justicia que se hace a las víctimas, ni con la búsqueda de una verdad que se debería a las familias. Es una mezcla de todo eso, es verdad, pero esa carga la llevas sobre todo en ti. Y es a ti mismo a quien debes algo. Y no sabes por qué.
El comandante Revel jamás renunciará al caso Porte. Han transcurrido diez años pero jamás dejará de buscar al asesino del matrimonio que regentaba el bar Les Furieux y que murió acuchillado una noche de diciembre. El comandante Revel no es de los que renuncia. Además, esa misma noche de diciembre, su mujer, Marieke, desapareció después de sus clases de canto y nadie supo nunca más de ella, ni de su coche, ni de sus partituras, ni de su hermosa figura. Revel, envejecido, enfermo, adicto al tabaco y al trabajo, busca resolver el caso Porte para salvarse a sí mismo y a su hija Léa, anoréxica, encerrada en sí misma, incapaz de superar la desaparición de su madre.
El comandante Revel jamás renunciará al caso Porte. Han transcurrido diez años pero jamás dejará de buscar al asesino del matrimonio que regentaba el bar Les Furieux y que murió acuchillado una noche de diciembre. El comandante Revel no es de los que renuncia. Además, esa misma noche de diciembre, su mujer, Marieke, desapareció después de sus clases de canto y nadie supo nunca más de ella, ni de su coche, ni de sus partituras, ni de su hermosa figura. Revel, envejecido, enfermo, adicto al tabaco y al trabajo, busca resolver el caso Porte para salvarse a sí mismo y a su hija Léa, anoréxica, encerrada en sí misma, incapaz de superar la desaparición de su madre.
Mientras tanto, el equipo de Revel, con Lazare y Bréton a la cabeza, deben enfrentarse a un nuevo caso de asesinato, el de una estrella del pop en decadencia que ha aparecido asfixiado en su mansión de Versalles.
De algún modo, ambos casos acaban ligados no solo en la mente de Revel sino en la de todo su equipo.
(Sinopsis editorial)
La reseña de este libro forma parte de la lectura conjunta que Tatty y Laky organizan en sus respectivos blogs El universo de los libros y Libros que hay que leer y por los que os invito a pasar si os apetece conocer las opiniones del resto de participantes (tan solo tenéis que pinchar en los enlaces de los blogs y os llevarán directamente a las entradas de la lectura conjunta). Quiero dar las gracias a las organizadoras -en especial a Tatty porque en su blog me sonrió la suerte y gané el ejemplar- por esta iniciativa que me ha resultado muy positiva e interesante.
Una de las cosas que me decidieron a apuntarme, además de tratarse de novela negra, es que el libro venía avalado por un premio del que no había oído hablar en mi vida, el Premio Quai des Orfèbres, pero del que me gustó que lo otorgase un jurado muy peculiar al estar compuesto por policías, jueces, abogados y periodistas.
Clavos en el corazón es una novela negra que bien se podría enmarcar dentro del subgénero policial procesal. La autora fue la primera mujer en Francia en alcanzar el cargo de comisaria de división de la Policía Judicial francesa, uno de los más altos del cuerpo policial, y es evidente que su trayectoria laboral le ha permitido crear una novela muy realista en la que nos muestra todos y cada uno de los pasos que sigue la policía hasta resolver un caso, transcribiendo incluso los informes que se van haciendo durante la investigación.
El lenguaje es coloquial y los diálogos suenan muy reales al utilizar la jerga propia policial pero de forma comedida, sin abusar ni abrumar al lector. Pese a la cantidad de barbaridades que durante su profesión sin duda habrá visto la autora, no hay en el libro detalles escabrosos de los crímenes cometidos, por lo que creo que puede ser una novela que guste a un gran número de lectores.
Los personajes están bien perfilados y son uno de los mayores aciertos del libro. Resultan interesantes y a la vez que se va efectuando la investigación vamos conociendo detalles de sus vidas privadas con los que es fácil sentirse identificado. Me han gustado mucho, tanto los policiales como los sospechosos y testigos, y dentro de este último grupo me ha resultado especialmente atractivo Nathan Lepic, un personaje que da mucho juego por tratarse de un joven que en el momento de los hechos tenía ocho años y que padece el síndrome de Asperger, lo que hace que sus apariciones en la novela sean interesantísimas.
A pesar de todo lo anterior tengo que ser honesta y reconocer que la novela no me ha resultado adictiva. Me ha faltado algo que para mí es fundamental en una novela negra: que me tenga en ascuas. Mi sensación es que la
autora, llevada por su profundo conocimiento de la investigación policial, ha dejado un poco de lado esa voluntad literaria de crear suspense, de crear intriga en el lector.
Los informes finales de la investigación son fascinantes porque atan todos los cabos, esclarecen la más mínima duda que pudiera haber quedado y están impregnados de la misma sensación de realismo y veracidad que tiene toda la trama, sin recurrir a trucos ni artimañas para engañar al lector con el único fin de que encajen todas las piezas.
En el libro hay alguna que otra errata, como cuando dice daños donde debiera decir dueños (pág. 266) y me ha chocado bastante la cantidad de puntos suspensivos y comas que hay. Algunas expresiones dan la sensación de estar traducidas de forma literal del francés aunque en castellano no tengan mucho sentido o no suenen naturales. Expresiones tales como "la policía puso bajo sello" o "durante el periodo de flagrancia" no me han sonado cercanas porque en nuestro castellano decimos "la policía puso bajo custodia" o "precintó" -según el caso- y "durante el flagrante delito", si acaso. Males menores, cierto, pero que creo que se podrían haber evitado poniendo un poco más de mimo. Me ha chocado también la expresión "degustar un plato muy roborativo", la cual no digo que no pueda ser correcta, pero en un libro donde el lenguaje es en todo momento coloquial la palabra "roborativo" aplicada a un plato de comida no resulta la más natural.
En el libro hay alguna que otra errata, como cuando dice daños donde debiera decir dueños (pág. 266) y me ha chocado bastante la cantidad de puntos suspensivos y comas que hay. Algunas expresiones dan la sensación de estar traducidas de forma literal del francés aunque en castellano no tengan mucho sentido o no suenen naturales. Expresiones tales como "la policía puso bajo sello" o "durante el periodo de flagrancia" no me han sonado cercanas porque en nuestro castellano decimos "la policía puso bajo custodia" o "precintó" -según el caso- y "durante el flagrante delito", si acaso. Males menores, cierto, pero que creo que se podrían haber evitado poniendo un poco más de mimo. Me ha chocado también la expresión "degustar un plato muy roborativo", la cual no digo que no pueda ser correcta, pero en un libro donde el lenguaje es en todo momento coloquial la palabra "roborativo" aplicada a un plato de comida no resulta la más natural.