miércoles, 23 de enero de 2013

EL ECO DE LAS CIUDADES VACÍAS

Recupero para compartir con vosotros la reseña de la que fue una de mis mejores lecturas del pasado año y que publiqué en noviembre para Anika entre Libros. Os invito a conocer esta conmovedora historia y a descubrir la bella prosa de esta escritora canadiense de ascendencia china.


EL ECO DE LAS CIUDADES VACÍAS
(Dogs at the Perimeter, 2011)
Madeleine Thien

Editorial Galaxia Gutenberg
Colección Galaxia Nova

© Madeleine Thien, 2011
© Galaxia Gutenberg, S.L., 2012
Traducción de Vicente Campos
1ª Edición, octubre 2012

Género y tags: Novela, intimista, contemporánea. Drama. Dictadura, Golpes de Estado. Genocidios. Jemeres rojos. Camboya. Literatura canadiense.
ISBN: 9788415472100
224 Páginas


Argumento

Janie, investigadora de neurología en Montreal, abandona repentinamente a su marido y a su hijo y se refugia en la casa de su amigo y mentor Hiroji Matsui, recientemente desaparecido y cuyo único objetivo desde hace treinta años es encontrar a su hermano James.

En un principio, la huida de Janie es un enigma, está pasando por una crisis pero no se saben las causas. Poco a poco iremos conociendo el trauma que arrastra desde hace tres décadas, cuando siendo una niña fue víctima del brutal régimen que los jemeres rojos impusieron en Camboya.
(Sinopsis propia)


Comentarios

Es tan profunda la huella que me ha quedado tras la lectura de este libro, que temo que mis limitaciones a la hora de reseñarlo no consigan hacerle la justicia que se merece. Con poco más de doscientas páginas y sin ser un libro histórico, Madeleine Thien me ha llevado al corazón mismo de la Camboya de los setenta y al horror que sufrieron los casi dos millones de personas que desaparecieron en un genocidio inexplicablemente mucho menos conocido que otros que la literatura y el cine tantas veces nos han contado, y al que inconcebiblemente la propia comunidad internacional ha dado la espalda hasta hace poco.

El título de El eco de las ciudades vacías fue sugerido por la propia autora para la edición en castellano de su libro, un título mucho más elocuente y demoledor que el original porque consigue expresar el eje mismo del régimen instaurado por los jemeres rojos en Camboya desde 1975 a 1979, cuando en aras de implantar su terrorífica utopía agraria comunista, evacuaron las ciudades dejándolas completamente vacías.

La novela comienza con la desaparición de Hiroji, y nadie parece darle importancia excepto Janie. La búsqueda de indicios sobre el paradero de su amigo será el desencadenante que traerá (aunque nunca se ha ido) el pasado de Janie a su memoria.

Los protagonistas de esta historia, Hiroji y Janie, son ficticios, pero podrían ser reales porque dan voz a muchas vidas camboyanas. Janie es incapaz de convivir con el pasado, incapaz de encontrar su sitio como madre y esposa. Adora a su hijo y sin embargo no encuentra la forma de desempeñar correctamente el papel de madre. Tenía diez años cuando los jemeres rojos se alzaron con el poder en Camboya y la sacaron de su casa junto a su familia para llevarla a los campos que más tarde se conocerían como los campos del terror. Janie lucha contra todos sus fantasmas y sobre todo contra ese sentimiento de culpa por haber sobrevivido al horror del que su familia no consiguió escapar. Su dolor solo encuentra consuelo en Hiroji, quien vive desde hace treinta años con la obsesión de encontrar a su hermano James, desaparecido en Camboya en 1975.

Una de las cosas que predicaba el régimen de los jemeres rojos era la individualidad entendida como el desapego a la familia y a los amigos. El único vínculo posible era con el partido, al que llamaban Angkar: La Organización. Las víctimas eran despojadas de su identidad, se les cambiaban incluso los nombres y Madeleine Thien utiliza esa circunstancia para estructurar el libro titulando cada capítulo con un nombre: Janie, Hiroji, Mei… De esa forma iremos dando saltos en el tiempo en una narración no lineal que alterna pasado y presente, y va dosificando la información al lector sobre los motivos que conforman el presente de los protagonistas, marcado por el vacío, la ausencia o la pérdida de la propia identidad.

Sus descripciones del terror son a veces casi oníricas, llenas de imágenes y evocaciones, con mucha contención en los detalles escabrosos. Auténticos balazos emocionales que sin embargo evitan contar el clímax del dolor, dejándolo en suspenso, en manos de nuestra imaginación o de nuestros conocimientos sobre el infierno que fue la dictadura de Pol Pot.

Esta técnica narrativa no es fácil de seguir, para algunos lectores puede ser incluso un escollo porque hay veces que no se sabe a ciencia cierta qué es realidad y qué es sueño, qué es presente y qué es pasado, pero que a la vez resulta tremendamente adecuada para la historia. Es un libro que hay que leer despacio, con tranquilidad y concentración porque requiere que el lector aporte un poco de esfuerzo, que ponga de su parte.

El lenguaje de esta autora canadiense es bellísimo, casi poético. Su prosa impresiona tanto como los hechos que cuenta, resultando casi inconcebible que narrando sucesos tan dramáticos se pueda disfrutar tanto con la lectura. Madeleine Thien transmite tanta comprensión y compasión por sus personajes, espejo de tantas y tantas víctimas, que pareciera que ella misma hubiera sufrido el infierno en sus propias carnes, que el libro fueran las memorias de los supervivientes en lugar de un relato de ficción. 



Madeleine Thien (c) Babak salari

El eco de las ciudades vacías es un libro demoledor, impecable y bellísimamente escrito, que da voz a todas esas víctimas olvidadas, y que consigue conmover, emocionar y remover como pocos. 


martes, 8 de enero de 2013

¡¡YA LLEGÓ MI BLOGUERO INVISIBLE!!

¡Por fin llegó! Y lo hizo de la mano de nuestra compañera Margaramon, del blog Libros, exposiciones, excursiones... Así que móvil en mano me dispongo a desvelaros el misterio poquito a poco.
 
Primero el paquetito, envuelto en un papel de lo más tierno con el dibujo de unos angelitos.



Y luego la gran sorpresa...
 
¡¡ 84, Charing Cross Road!!




¡Con las ganas que le tenía al libro después de ver tantas opiniones vuestras! Tenía otra lectura entre manos y no he podido resistir la tentación de empezar a leerlo, aunque al ver lo cortito que es lo he tenido que dejar porque quiero saborearlo y que me dure más tiempo esta ilusión.

El libro venía acompañado de una nota de Margaramon en la que me dice que es uno de sus libros favoritos, lo llama "joyita" y también me comentaba el trabajo que le ha costado averiguar que yo era la destinataria puesto que solo me conocía por mi nick. Aprecio mucho el detalle de la nota y hasta la estoy usando como marcapáginas del libro, y así cuando lo lea no solo disfrutaré de su lectura sino que también rememoraré esta preciosa iniciativa.

Ya veis que estoy contentísima con el libro y la única espinita que tengo es que no me quedaré tranquila del todo hasta que sepa que mi regalo ha llegado sano y salvo a su destino, ¡a ver si mañana...!

Gracias Margaramon por tener tan buen gusto (y yo que lo disfrute, je, je, je...) y gracias a ti Kayena, mi queridísima Ana, porque no me das más que alegrías con todas las cosas que se te ocurren, te han dicho ya tantas cosas que a mí ya no me quedan palabras que añadir, solo gracias, gracias y más gracias. ¡¡Que te sigo al fin del mundo si hace falta con tal de que sigas organizando el bloguero invisible!!

Y para los que queráis saber más y cotillear los regalos, Kayena está redactando una crónica con todos los detalles de la experiencia, aunque aviso: si no queréis participar en el próximo bloguero invisible no paséis por ahí porque caeréis, vaya si caeréis....

Enlace de la crónica de una ilusión


¡Besos a todos!