jueves, 9 de diciembre de 2021

SIMPATÍA

 


Simpatía es un libro bastante breve -poco más de doscientas páginas de buena letra y márgenes generosos- que, en mi opinión, se queda bastante corto para tratar tantos temas como pretende abordar.

La historia refleja muy bien el caos en el que anda sumida Venezuela; buena muestra de ello es la cantidad de perros que son abandonados en las calles por los venezolanos que se han visto en la necesidad de huir del país. 

Ulises, el protagonista, se ve envuelto en varios enredos familiares, algunos de ellos no exentos de peligro, cuando su mujer decide abandonarlo y su suegro, un general recientemente fallecido, le encomienda la casa familiar con la condición de que la convierta en una fundación para dar refugio a perros abandonados. Y para complicar las cosas aún más, la que fuera su antiguo amor hará su aparición en medio de todo este lío.

El libro está plagado de referencias cinematográficas muy disfrutables e interesantes, sobre todo de El padrino, pero también literarias, en especial a la escritora Elizabeth von Arnim, grandísima amante de los perros.

Me ha gustado que los capítulos sean cortos puesto que facilitan la lectura; he disfrutado mucho con todo el protagonismo perruno y me ha dado pena no conocer más a la señora Altagracia, un personaje de lo más misterioso que se pasaba la vida encerraba en su taller traduciendo la obra de Elizabeth von Arnim.

Sin embargo y pese a su supuesta bondad para con los perros, no he logrado empatizar lo más mínimo ni con el general fallecido ni con su yerno, el protagonista del libro. Igual estoy equivocada, es posible, pero me han transmitido un tufillo misógino que ha hecho que no sienta por ellos la más mínima simpatía.

Por gustos meramente personales, tampoco han sido de mi agrado un par de alusiones sobre ciertos comportamientos sexuales que en mi opinión no aportan nada a la trama; es más, en mi caso, me han sacado de ella de forma abrupta.

En mi honesta opinión, las reseñas que figuran tanto en el propio libro como en la faja promocional le han hecho un flaco favor a la novela, son tan exageradas que una cree que se va a encontrar el libro del año cuando en realidad es una historia que promete mucho más de lo que ofrece.

El aparente desarrollo de la historia a modo de un thriller -al menos así lo he percibido yo- y las varias subtramas que se presentan crean unas expectativas que pueden acabar frustrando la lectura al resultar en exceso confusas y no resolverse del todo; igual un libro más largo habría dado una más correcta cabida a la trama.

Lo mejor, la originalidad de la historia, el certero retrato sociopolítico de Venezuela y el amor y la ternura que desprende por los perros, que tampoco es poca cosa, todo hay que decirlo.


miércoles, 24 de febrero de 2021

La fiesta de la señora Dalloway


   La fiesta de la señora Dalloway
   Virginia Woolf                                                   
   Lumen, 2014


 

Lo primero que llama la atención de este libro es su edición; porque es una auténtica maravilla. Las ilustraciones en color de Yelena Bryksenkova son sencillamente bellísimas, es más, son tan sumamente atractivas que prácticamente se "comen" a los relatos.

Pero la edición tiene aún más detalles. Las guardas de cartulina azul, esas cintas marcadoras de colores… ¡Cuánto hacía que no me las encontraba en un libro! Portada y contraportada con las mismas ilustraciones que la sobrecubierta para que al retirarla no nos encontremos con un libro desnudo y anodino…

Más de uno se preguntará para qué tanta molestia si lo realmente importante es el interior, y sí, estamos todos de acuerdo pero a nadie le amarga un dulce y los que amamos el libro también como objeto recibimos estas ediciones con los brazos abiertos; además, cuando se trata de un clásico como en este caso, no se entiende un homenaje si la edición es mediocre o vulgar, y todo mimo y esmero es poco, de manera que ¡bienvenidas sean estas cuidadas ediciones!

Los relatos se leen en un santiamén y su lectura no presenta dificultad alguna pero es recomendable haber leído previamente "La señora Dalloway" para poder apreciarlos y ubicarlos como es debido.

Si algo me ha desconcertado de esta edición ha sido el prólogo. Está escrito por la modelo Bimba Bosé y, con franqueza, no entiendo esta elección de la editorial. No tengo nada en contra de la modelo (incluso puestos a elegir la prefiero a otras muchas) pero pienso que escoger a una modelo para prologar a Virginia Woolf, por mucho que los relatos giren alrededor de los preparativos de una fiesta, es quedarse en la superficie, en frivolidades como la elección de los guantes perfectos o del vestido apropiado sin bucear en lo que hay debajo, sin entrar en lo que constituyen las verdaderas reflexiones de la escritora. "Pero era despreciable, mezquino y cobarde preocuparse tanto a su edad y con dos hijos, depender todavía tanto de la opinión ajena, no tener principios ni convicciones, no ser capaz de decir como los demás: ¡Está Shakespeare! ¡Está la muerte! No somos más que gusanos en una galleta o lo que fuese que dijeran." (Capítulo 6. El vestido nuevo.)

 

Obviando ese detalle, esta edición es una joya para sibaritas, coleccionistas, fetichistas del libro, enamorados de las ilustraciones bellas y, cómo no, para los admiradores de la novelista británica que deseen ahondar en las fuentes de su obra literaria. De verdad, una edición de las de quitar el hipo.



(Esta reseña también se encuentra publicada en Anika entre Libros y Babelio).


 

lunes, 11 de enero de 2021

Cómo maté a mi padre

   Cómo maté a mi padre                                                                          Sara Jaramillo Klinkert

   Lumen, junio 2020



Cómo maté a mi padre es una historia autobiográfica contada en primera persona por su protagonista, Sara Jaramillo Klinkert.

La autora nos va desgranando algunos recuerdos de su infancia en la finca donde vivía con sus padres y sus cuatro hermanos, rodeada de naturaleza y animales. Una infancia feliz de una familia acomodada que se vio interrumpida de forma abrupta cuando el padre, abogado de profesión, falleció a manos de un sicario. 

Estamos en Colombia y es la era del narcotráfico. Sin embargo, el libro no se adentra en ese mundo, sino en las consecuencias que para toda la familia, y en especial para la autora, tendrá la ausencia prematura del padre y en su manifiesta incapacidad para seguir adelante sin él. 

Además del núcleo familiar compuesto por la escritora, sus padres y sus hermanos, por las páginas del libro desfilan otros personajes que también dejarán huella en el lector, como puede ser el caso de Catalina -la chica que ayudaba en las tareas del hogar- o la vida de un tío de la autora que no dejará indiferente a nadie. 

Se podría decir que el libro no tiene una estructura demasiado convencional y también que hay algún pasaje que crea cierta confusión en el lector al cambiarse el punto de vista de la narración, pero son detalles que no afectan en exceso al ritmo de la lectura, que en todo momento se mantiene ágil.

A pesar del duro tema que trata, la autora consigue ganarse desde el principio al lector, claramente por su forma de contar las cosas, con un estilo depurado, cercano y exento de florituras pero bello a la vez.

El libro trata el tema de la muerte de un ser querido de un modo emotivo, sincero y con la profundidad y seriedad que requiere, pero siempre lo hace con cierta contención, alejándose de esos libros que de forma descarada buscan la lágrima fácil en el lector, lo cual se agradece porque, incluso así, resulta difícil salir indemne de su lectura.